Jubilarse con 35 años. ¿Es posible?
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“Por un momento llegué a tocarlo con los dedos de la mano, por un momento pensé que era una meta posible. Por desgracia hubo dos variables que había calculado mal. El escenario, que no tuve en cuenta que podía ser cambiante, y mi propio espíritu, que nunca pensé que era frágil y podía romperse”
La semana pasada os lancé una pregunta por Twitter para ver qué tema os podía llegar a interesar para hoy, y ganó por goleada el tema de este correo. Así que reclínate confortablemente en tu sofá, silla de oficina o dónde te encuentres ahora, que te voy a contar mi intento de jubilarme con 35 años.
¿DE DÓNDE NACEN LAS IDEAS LOCAS COMO QUERER JUBILARSE CON 35 AÑOS?
Entre las diferentes personas que me marcaron en mi infancia hubo dos personajes públicos que dejaron una huella especial. Se trata de Félix Rodríguez de la Fuente y de Jacques Cousteau. Gracias a mi padre disfruté de la obra de ambos en la TV de casa, y reforzaba mi amor por la naturaleza con las excursiones al monte. Ir a recoger setas se convirtió en todo un ritual de otoño, uno de los momentos ansiados semana a semana, y eso que suponía un buen madrugón cada sábado.
Por todo esto a los escasos 9 años ya sabía que quería estudiar Biología.
Y así me fui marcando mi recorrido académico: Biología y luego Ciencias del Mar. Luego seré investigador.
Pero algo se debió torcer en el camino ya que cuando terminé mis estudios universitarios, y a pesar de que mis amigos y compañeros de carrera tenían muy claro que querían doctorarse o que quería hacer un máster en tal o cual cosa, yo tenía muy claro que mi objetivo iba a ser jubilarme con 35 años.
¿CÓMO TRAZAR TU PLAN PARA JUBILARTE CON 35 AÑOS CUANDO TIENES 23?
A ver, no te voy a engañar, lo primero que se te pasa por la cabeza es montar un proyecto muy potente, pegar un pelotazo y retirarte. Llegué a fantasear con mis compañeros de piso con montar un laboratorio de secuenciación de ADN pero no pasó de unos cálculos en un triste folio. Sí, dicen que el papel lo aguanta todo, pero con 23 años y unas necesidades de inversión de 40-50 millones de las antiguas pesetas…eso no hay papel que lo aguante.
Así que opté por una fórmula mucho más sencilla. Si llegaba a crear, hacer crecer y estabilizar un buen número de empresas, y lo hacía con diferentes socios, llegado el momento yo podría retirarme, que mis socios siguieran gestionando a cambio de una nómina y yo vivir de los beneficios.
Eso ya sonaba mucho mejor y solo hacía falta comenzar a dar pasos. Así fue como monté mi primer proyecto empresarial, que fue una Academia de Estudios. Un socio, 600 euros de inversión cada uno, mucha ilusión y ganas de trabajar.
Como éramos unos cracks de los negocios nos lanzamos en un mes de junio, cuando ya no había recuperaciones de exámenes en septiembre. Te puedes imaginar el verano que pasamos, con un solo alumno, y un balance tremendamente negativo.
Por suerte supimos darle la vuelta y sin entrar en grandes detalles, durante los próximos 6 años acabé teniendo 3 Academias de Estudios, un Estudio de Diseño Gráfico, una Librería y una Tienda de Informática.
¿LO CONSEGUÍ? ¿DÓNDE SE ESCONDÍA EL ERROR DE ESE PLAN?
Tal y como te contaba al inicio de este correo, hubo dos variables que no supe calcular bien.
La primera de ellas fue el escenario. A nosotros la crisis nos golpeó bastante tarde, de hecho, el peor año fue 2013, y para entonces ya habíamos cerrado todas las empresas, así que libramos por los pelos. Pero el tortazo lo veíamos venir.
La segunda fue el sobreestimar mis capacidades. Me pasé mis años 20 trabajando a un ritmo antinatural, en jornadas de 13-14 horas diarias. Sufría jaquecas que me anulaban prácticamente cada semana, y mi peso corporal subía y bajaba como se mueve el precio de las criptomonedas, lo mismo adelgazaba 10 kilos en un mes como cogía 15 kilos al siguiente.
Y así llegamos a un día de 2012 en el que fui citando a todos los socios en una terraza y comunicando que por agotamiento y previendo lo que estaba por venir quería cerrar.
¿CÓMO TRAZAR TU PLAN PARA JUBILARTE CON 40 AÑOS CUANDO TIENES 31?
A tan solo 4 años de la fecha límite y sin energías no me quedó otra que aplazar el objetivo 5 añitos. Había llegado el momento de “lamerse las heridas” y recuperar el tiempo perdido.
¿Qué es lo que hice? Tomarme un año sabático y experimentar así justamente lo que estaba persiguiendo.
En serio te digo que guardo un buenísimo recuerdo de ese año. Procrastinar es una auténtica gozada. Despertarte con tu reloj biológico, pasear por la playa con tu perro, leer, recoger y limpiar la casa, cocinar, una buena siesta, más paseo, terraza con amigos, ir al cine… una vida tranquila y relajada. Navegar sin rumbo dejándote llevar por la corriente.
Pero la cabra tira al monte, y con tanto tiempo libre…
¿Puedes imaginar qué es lo que hice?
¿Qué hubieras hecho tú?
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La semana que viene desvelaré la segunda parte ;)